En procrastinar sabemos que es maestro Rajoy, experto en dejar que se le pudran los problemas en la cartera como los bocatas se descomponen en las mochilas infantiles. Lo va dejando y cuestiones como el llamado conflicto vasco se van convirtiendo en un humus del que no sabes si es bueno para abonar los geranios o aquello va a metamorfosear a no se sabe qué plantas mutantes carnívoras. A EITB me temo que le ha pasado un tercio de lo mismo con el ERE que afecta a la plantilla de sus radios: durante años se ha procrastinado -que si te hago contrato de artista, que si hacemos un apaño y te haces autónomo...- y, cuando llegan las vacas flacas, un importante grupo de profesionales se ven en la calle después de décadas de trabajo y el ente entra en una crisis de las gordas. Los gestores de las distintas etapas se hicieron un Escarlata tras otro, los trabajadores que entraron sin ganar una oposición sí que la ganaron en Magistratura, se convocaron oposiciones para las que -evidentemente- se pedía euskara... Caos y dolor, efecto de procrastinar en toda regla. De todas formas, pregunto yo, ¿no será que el problema está en el hecho de que se decidiera crear dos versiones, en euskara y castellano, y que la propia estructura -no digo función, ojo- de EITB se ha quedado caduca, que no es competitiva en el mercado audiovisual?
Miro en el diccionario Elhuyar. Falta la entrada de procrastinar en euskara -la que más se acerca es procrear- y decido no meterme en más jardines. Mañana será otro día.